La ruta en bicicleta por el Lago Constanza o Bodensee, en alemán, ofrece diversas opciones y esta en concreto es muy tranquila, ruta y etapas cortas y con diversas actividades para complementar el viaje. Además es muy llana, ya que hay dos trayectos en barco, de Wallhausen a Überlingen y de Immenstaat a Friedrichshafen, para evitar las pendientes más pronunciadas, lo que suele gustar no solo a los mayores sino también a los adultos.¡¡¡Imposible aburrirse!!!.
Esta alternativa en concreto es también ideal para hacerlo con los más pequeños pero es importante que el niño esté familiarizado con la bici, sobretodo en lo que a normas de circulación se refiere, ya que aunque la mayor parte de la ruta es por carril bici, hay pequeños trayectos, donde el carril discurre paralelo a la carretera separado de la misma por una línea. No hay ningún problema, pero hay que saber que hay que mantenerse siempre a la derecha. En Constanza concretamente, es un poco caótico, ya que se debe circular por los carriles bici y el tráfico es considerable, tanto de vehículos como de bicicletas y éstos últimos circulan bastante rápido, pero te adaptas fácilmente.
Este año elegimos esta ruta en concreto, ya que Yaiza se había empeñado en ir en su propia bici, no quería ni carrito, ni sillita, así que decidimos llevar el “tow bike”, un remolque para bicis, ideal para aquellos peques que todavía no tienen demasiado fondo, ya que si se cansan se engancha a la barra de un adulto y se circula como en un tándem y a hacer kilómetros. De todas formas pedimos también una sillita para mi bici por si acaso, pero no la usamos, se portó como una campeona.
La verdad es que los niños siempre sorprenden por su capacidad para adaptarse y en este caso Yaiza lo hizo también con nosotros, ya que hizo dos etapas completas y demostró tener mucho aguante. Para nosotros fue un poco dura la ruta ya que la velocidad media era baja para nosotros, alrededor de 12 km/hra, pero ella se adaptó sin problemas a su pequeña bici, sin marchas y además con freno de pedal. No podíamos pedirle más, pero desde luego fue una experiencia que ni ella ni nosotros olvidaremos jamás.
El Lago Constanza está rodeado por tres países; Alemania, Austria y Suiza y el río Rin al descender de los Alpes suizos, lo cruza entrando por el sur (Austria) y saliendo por el oeste, haciendo frontera entre entre Suiza y Alemania para continuar su viaje hasta el Mar del Norte. La parte alemana es muy bonita, animada, con encantadores pueblos a orillas del lago, como Isla de Mainau, Meersburg, Isla de Lindau… con numerosas playas algunas de ellas privadas y muchos atractivos turísticos a tener en cuenta, como el museo de los palafitos y el museo Zeppelin. En Austria, un trayecto muy cortito, apenas son 30 km, es también muy animado, donde las playas son abiertas en general y Bregenz uno de sus principales atractivos, un pueblo que merece la pena ser visitado. Por último en la parte Suiza nos dio la impresión de ser menos turístico, menos animado, destacando sobre todo Rorschach y Arbon y no se circulaba tanto cerca del lago teniendo otro tipo de paisaje y encanto.
Es una ruta muy recomendable y como siempre añadimos una noche a mitad de ruta y alguna en este caso al final para hacer un poco más de turismo por la zona.
A continuación paso a relataros nuestra experiencia, esperando que os sea útil. El itinerario quedó como se detalla a continuación.
Día 1. Llegada a Constanza (10km)
Día 2. Etapa en bicicleta: Constanza – Meersburg (33 km)
Día 3. Etapa en bicicleta: Meersburg – Kressbronn (31 km)
Día 4. Etapa en bicicleta: Kressbronn- Bregenz (26 km)
Día 5. Día extra en Bregenz.
Día 6. Etapa en bicicleta: Bregenz-Arbon (43 km)
Día 7. Etapa en bicicleta: Arbon- Constanza (35 km)
Día 8. Día extra en Constanza.Isla de Mainau
Días 9. Día extra en Zurich.
Día 10. Día extra en Zurich. Excursión a las cataratas del Rin.
Os dejamos un corto resumen de esta bonita ruta. ¡Espero os guste!
Escogimos el aeropuerto de Zúrich como punto de partida para realizar nuestra ruta, desde allí salen trenes directos con destino a Constanza cada hora. El precio es de unos 56 francos suizos (CHS), unos 46 euros aproximadamente por ida y vuelta.
Nada más llegar a la estación de tren de Constanza nos dirigimos a la oficina de turismo que se encuentra en la misma estación de tren para que nos facilitaran un plano y nos informaran sobre la mejor opción para ir a nuestro hotel, que en nuestro caso es uno de los autobuses de línea cuya parada esta en la misma puerta de la oficina de turismo. Enseguida llega el autobús y en apenas 10 minutos nos deja en la parada mas cercana a nuestro hotel que se encuentra a pocos minutos caminando.
Al llegar hacemos el check-in, dejamos nuestras maletas y nos dirigimos a la oficina central para recoger las bicis. Como norma general las bicicletas se encuentran preparadas en el mismo hotel, pero nosotros preferimos ir a recogerlas personalmente, ya que teníamos que ajustar a una de las bicicletas el “tow-bike” y queríamos asegurarnos del tamaño de la bici para Yaiza, así que cogimos un taxi para ir hacía allí.
Nota. Viajar con niños muchas veces no resulta cómodo ya que muchas veces conlleva tener que adaptarse a muchas situaciones que a veces pueden resultar un poco incómodas, aunque ellos se adaptan a todo fácilmente. Como siempre he dicho, los padres son los que mejor conocemos a nuestros hijos, cosa a tener muy en cuenta al salir al extranjero. Lo comento, ya que es muy normal que las bicicletas para niños no sean exactamente iguales a las que ellos están acostumbrados. En centroeuropa es muy normal que tengan freno delantero de mano y el trasero es de pedal. Además al colocar el “tow bar” nos encontramos con un problema muy común, el cable de freno que va a la rueda delantera. Se puede poner el anclaje pero ello hace que el niño no pueda hacer giros bruscos, ya que si lo hiciera frenaría de golpe y podría causar una caída. Yaiza cogió el tranquillo enseguida.., yo estaba más preocupada.
Una vez tuvimos nuestras bicicletas ajustadas nos fuimos a dar una vuelta por Constanza de camino hacia el hotel. Dejamos las bicis en el parking que había habilitado para ello, y nos fuimos caminando al restaurante para cenar, el cual no estaba en el mismo edificio sino a unos cinco minutos del hotel para cenar. El paseo de regreso, sentó muy bien. Empieza a llover.
Ha estado lloviendo toda la noche, pero está mañana aparece el sol tímidamente. Bajamos con nuestro equipaje para dejarlo en recepción y nos dirigimos a desayunar. Tras prepararnos cogemos las bicicletas y nos dirigimos hacia la cercana isla de Mainau, conocida como la “isla de las flores”. Se encuentra a unos 6 km de la ciudad, pasamos de largo ya que preferimos visitarlo al regreso de nuestra ruta. Continuamos hacía Wallhausen. El camino tiene alguna subidita, por lo que decidimos llevar a Yaiza enganchada al “tow-bike”, aunque ella no estaba muy de acuerdo con esta decisión, pasamos por pequeños pueblos y por alguna que otra zona boscosa. Al llegar a Wallhausen paramos a tomarnos una cerveza en un chiringuito que hay al lado del embarcadero mientras esperamos que se haga la hora de embarcar.
Nota: Es importante preparar la etapa de hoy, ya que si se quiere visitar el museo de los palafitos en Unteruhldingen, al otro lado del lago o la isla de Mainau hay que tener en cuenta los horarios del barco, para coordinarlos con las visitas. Hay unos 18 km desde Constanza hasta Wallhausen.
El trayecto en barco dura apenas 15 minutos, tras lo cuál llegamos a Überlingen donde hay muchísmo ambiente. Es un pueblo encantador el cuál ofrece diversos atractivos, vale la pena dar una vuelta. Tras soltar la bicicleta de Yaiza para que fuera sola, y colocar a la pequeña ovejita “Bodensee” en su transportín, continuamos nuestra ruta hacia Unteruhldingen para visitar el Museo de Palafitos, un museo al aire libre y a orillas del lago Constanza que nos da a conocer como vivían los agricultores, pescadores y fundadores en la Edad de Piedra y en la Edad de Bronce. La entrada cuesta 9€ y los niños menores de 6 años no pagan.
La visita comienza en el primer edificio con una visita virtual, donde cada 10 minutos empieza un tour, alternando los idiomas de inglés y alemán. Tras la visita ya pasamos directamente al exterior donde vemos los palafitos, la verdad impresiona. Una guía nos da una información general del lugar y del recorrido, así que seguimos sus indicaciones. La visita resulta muy entretenida, ya que hay zonas donde sobre todo los peques, pueden experimentar por si solos alguna de las actividades que se llevaban a cabo en esa época, esa zona fue la preferida de Yaiza.
Tras jugar un rato nos dirigimos a los “palafitos” a través de los cuáles íbamos cambiando de época mostrándonos cómo vivían en cada época. En cada zona hay una guía que va dando explicaciones de cada una de ellas, el problema es que todas las guías con las que nos encontrábamos sólo hablaban alemán y muy poco inglés. Además, todos los carteles explicativos están en alemán, una verdadera pena, pero eso sí, vale la pena la visita. De vez en cuando vemos volar un Zeppelin sobre nuestras cabezas…, no estamos lejos de su ciudad natal Friedrichshafen.
Después de nuestra visita salimos del recinto y mientras nos vamos preparando, justo al lado del aparcamiento de bicicletas hay un parque estupendo, donde hay una replica de tres casitas similares a la de los palafitos en miniatura, cuesta sacar a Yaiza de allí. Nada más salir tenemos un percance… veo que mi bici está pinchada… así que cambiamos la cámara y tras arreglarlo, nos dirigimos a Meersburg, un precioso pueblo medieval, donde nos alojaremos está noche. Nuestro hotel se encuentra en pleno centro histórico a orillas del lago, una delicia.
Tras llegar y aparcar la bici en el parking, nos duchamos y nos dirigimos a cenar en el hotel con vistas al lago..¡Que más se puede pedir!. Después de cenar nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo para bajar la cena, es de noche y hace fresquito, pero la tranquilidad que se respira es muy relajante, así que tras reconocer la zona nos fuimos a descansar.
Hemos grabado la etapa de hoy con una videocámara deportiva. Espero os guste esté pequeño resumen.
Tras dejar el equipaje y desayunar decidimos dar una vuelta por el pueblo, pero tuvimos de nuevo un problema con nuestra bici, que afortunadamente se pudo solventar tras ponernos en contacto con el teléfono de asistencia, pero nos acorto el día.
Meersburg está rodeado de viñedos y campos frutales y bien merece un paseo, aunque hay que tener en cuenta que hay que subir cuestas y escaleras para disfrutar de sus pintorescas calles y placetas, así como de las bonitas vistas del lago. Arriba se encuentra el Castillo de Meersburg.
Tras la visita continuamos con nuestro recorrido pasando por Hagnau un pueblo muy animado a sólo cinco kilómetros que invita a hacer una parada en una de sus terrazas para tomar una cerveza. Al salir del mismo nos encontramos con una carretera con algo de tráfico y con alguna subida y bajada, después de otros cinco km llegamos a Immenstaad donde debemos coger el barco para evitar el trayecto de cuestas hacía Friedrichshafen. Volvemos a disfrutar del paseo en barca y a Yaiza le encanta.
Nota: Igual que ayer al coger un barco, hay que tener en cuenta los horarios si queremos realizar paradas y visitas, ya que los horarios son limitados.
Una vez llegamos a Friedrichshafen conocido por ser la sede de la compañía Zeppelin NT (New Technology), tiene como no, muchas alternativas relacionadas con esta compañía como es el museo Zeppelin que se encuentra justo al lado del puerto, nada más bajar del barco se ve. Aquí, grandes y pequeños pueden disfrutar de la visita, ya que contiene la colección más grande del mundo de dirigibles, sobre su construcción y sus viajes, siendo su principal atracción la reconstrucción de 33 metros de una parte del LZ129 Hindenburg en su tamaño original.
Otras visitas que se pueden realizar en esta ciudad es visitar el Hangar, realizar la ruta del Zeppelin, visitar la fuente y el monumento del Zeppelin y como no vivir la experiencia de volar en un zeppelín si la economía lo permite. Existen 12 rutas diferentes con una duración que varia entre 30 y 120 minutos. Para haceros una idea los precios rondan los 200€, con una duración de 30 minutos.
Al salir de Friedrichshafen nos encontramos con un poco de tráfico, pero con carril bici. A partir de aquí como era tarde nos dirigimos directamente hacia Kressborn-Gohren a unos 15 km donde se encuentra nuestro hotel.
El hotel se encuentra también a orillas del lago, concretamente justo enfrente de un puerto deportivo ya forma parte de las instalaciones del puerto. Tras ducharnos nos vamos a reponer fuerzas en el restaurante para celebrar que habíamos completado otra etapa y Yaiza había llegado a hacer hoy 17 kilómetros como una campeona.
Os dejamos unas imágenes de la etapa de hoy.
Tras dejar nuestro equipaje en recepción y desayunar nos preparamos para realizar nuestra etapa de hoy. Hace un sol esplendido y hay que aprovecharlo. Hoy tenemos previsto parar en la isla de Lindau que se encuentra a unos diez kilómetros de Kressborn-Gohren. Pasamos por Nonnenhorn donde vemos a un grupo de personas parados viendo algo, así que decidimos parar, resultó ser una prensa de vino impresionante que data de 1591, tras hacer unas fotos continuamos nuestro viaje en bicicleta pasando por Wasserburg hasta llegar a la Isla de Lindau.
Antes de llegar nos encontramos con un atasco de bicicletas, había un paso a nivel y tenemos que esperar a que pase el tren que sale de Lindau. Una vez se levanta la barrera, giramos a la derecha para coger el puente que nos lleva directamente a la isla de Lindau. Llegamos a la estación de tren y desde allí vemos la bocana del puerto donde se encuentran dos de sus símbolos, el León de Baviera que vigila la frontera de Suiza y Austria y el faro blanco.
Decidimos dar un paseo por el puerto donde destaca la Torre del puerto Mangturm una torre defensiva del siglo XIII, diseñada para proteger el puerto de Lindau, ya que años atrás servía como viejo faro. Paramos en un parque cercano para tomar algo tras lo cuál seguimos recorriendo la isla… la plaza del mercado donde se encuentran la iglesia católica de Santa María y la Iglesia protestante de San Estefano, justo en medio esta la fuente de Neptuno y al otro lado el Museo Municipal de Lindau que alberga una exposición de Joan Miró hasta septiembre.
Seguimos callejeando hasta Maximiliamstrasse la calle comercial más importante de la isla, está muy animada y en una de sus esquinas nos sorprende un edificio de estilo gótico, es el antiguo Ayuntamiento (Alte Rathaus) que data de 1422. Tras un par de horas recorriendo esta bonita isla decidimos continuar nuestra ruta en bicicleta hasta Bregenz. Salimos de la isla junto a las vías del tren y justo a la salida del puente volvemos a encontrarnos un montón de tráfico, hay muchísimas bicicletas. Continuamos nuestra ruta y a pocos kilómetros cruzamos la frontera de Alemania para entrar en Austria sin darnos cuenta y llegamos a Bäumle donde vemos un sitio estupendo para comer. Hay un barco-restaurante que está atracado y tiene justo al lado un enorme parque infantil, ¡Ideal!. Yaiza no tarda en ir al parque a jugar un rato mientras pedimos algo para comer. Después de comer se fue a jugar con unos niños de la zona… a sus edades no hay problemas de idiomas.
Tras descansar un rato nos dirigimos a Bregenz, se nota que hemos cambiado de país, vemos las “playas” del lago abiertas al público, sin limitaciones, donde hay mucha gente disfrutando del espléndido día. Vamos por el paseo junto al lago y las vías del tren. En poco minutos encontramos nuestro hotel, en segunda línea. Tras ducharnos decidimos dar un paseo y acercarnos a ver el escenario lacustre mas grande del mundo en su categoría, siendo el buque insignia del Festival de Opera de Bregenz que se celebra todos los años durante un mes en verano. Es impresionante ya que tiene una capacidad para 7000 personas. Este año se representa la Flauta Mágica de Wolfgang Amadeus Mozart. Vemos mucho trasiego de gente y están a punto de cerrar las puertas ya que tienen que preparar el escenario para la representación de esa noche.
Ya que estamos por aquí aprovechamos para informarnos. Hay dos posibilidades para visitar las instalaciones. Durante todo el día se puede visitar de forma libre y gratuita, pero si se quiere hacer el “backstage tour” tiene un suplemento de unos 7 euros y consiste en una visita guiada más detallada y con un horario fijado, dando opción de subir al escenario. Decidimos volver al día siguiente con más tranquilidad y decidimos continuar con nuestro agradable paseo.
Hay muchísimo ambiente debido al festival y a que es fin de semana. Los restaurantes están llenos y vemos hasta un chiringuito de “playa” con arena y hamacas, tipo “chillo out”. Regresamos al hotel para cenar y brindamos por la ·”prota” de esta ruta, Yaiza, hoy se ha hecho la etapa completa sin usar el remolque, ¡Toda una campeona! ¡Prost!. Brindamos y ella se siente muy orgullosa, no hay que decir como se sienten los papis y la tía Almu.:)
Espero os gusten estas fotos como resumen de la etapa de hoy.
Deje su comentario