El viaje ha sido inolvidable. En Dinamarca la gente es amable y hospitalaria e isla Fiona en particular es una isla de paisajes espectaculares y tranquilidad envolvente en la que casi siempre tienes el mar presente. El trayecto en bici ha sido mas duro que el viaje que hicimos por Austria el verano pasado ya que en la orografía de la isla aparecen constantemente pequeñas colinas que provocan que no pares de subir y bajar. Por otro lado las poblaciones donde nos hemos alojado han tenido mucha mas vida e interés que las visitamos junto al Danubio el año pasado ya que todas, menos la capital Odense, estaban situadas junto al mar y tenían actividad portuaria. Si que ha habido un inconveniente que es importante reseñar para futuros visitantes; así como en las poblaciones de final de ruta no había problemas para tomar algo de comer y beber, a lo largo de ella era imposible encontrar ni un solo establecimiento donde poder avituallarse, pasando los dos primeros días hambre pero sobre todo sed por el camino, con lo cual considero que es importante señalar por parte de los organizadores la necesidad, todos los días antes de partir, de comprar un adecuado picnic para el camino.
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