Mi nombre es Alison y desde siempre me ha gustado mucho utilizar la bici para hacer excursiones de un par de horas o pequeñas escapadas para desconectar. Siempre tuve en la cabeza poder realizar un viaje en bicicleta por Europa.
En 2007, a mi buena amiga Almudena se le ocurrió la posibilidad de hacer una ruta por el Danubio. Alicia se unió a nosotras y tras valorar diferentes alternativas decidimos hacer la ruta Passau-Viena. Gracias a José Antonio, a través de la agencia V de Viaje en Alicante, la ruta organizada en bicicleta fue todo un éxito. Nos prepararon un paquete que incluía los billetes de avión, el tren Passau-Viena, los hoteles durante toda la ruta y lo mejor de todo y lo que más nos convenció, ¡nos llevaban el equipaje de un hotel a otro durante todo el recorrido!. Nosotras solo nos teníamos que preocupar de pedalear y de disfrutar de la ruta
Fue una escapada inolvidable que no solo nos enamoró, sino que nos enganchamos a la experiencia de viajar a dos ruedas. Descubrimos que existían numerosos itinerarios para hacer cicloturismo y disfrutar de unas vacaciones donde la desconexión estaba garantizada.
Esta ruta no requiere ningún esfuerzo físico importante, ya que en un 90% es plano, aunque es aconsejable estar habituado a la bicicleta, sobre todo por las posaderas. Además durante el recorrido tienes la posibilidad de acortar distancias en tren o en barco. Si es tu primera experiencia en bicicleta, esta ruta es ideal.
A continuación os detallo nuestro itinerario por etapas:
- Viernes 17 de agosto: Alicante – Passau
- Sábado, 18 de agosto: Viena -Passau
- Domingo, 19 de agosto: Passau-Schlögen (46,5 km)
- Lunes, 20 de agosto: Schlögen-Ottensheim (53 km)
- Martes, 21 de agosto: Ottensheim-Enns (58 Km)
- Miércoles, 22 de agosto: Enns-Grein (53 km)
- Jueves, 23 de agosto: Grein-Melk (54 km)
- Viernes, 24 de agosto: Melk-Krems (45 km)
- Sábado, 25 de agosto: Krems-Tulln (63 km)
- Domingo, 26 de agosto: Tulln-Viena (50 km)
- Lunes, 27 de agosto: Viena
- Martes, 28 de agosto: Viena-Alicante
Disfruta de éstas imágenes de la ruta Passau-Viena.
Salimos de Alicante en avión con destino a Viena, vía Dusseldorf. Llegamos tarde al aeropuerto de Viena. Desde allí cogimos la línea de metro (S7) para dirigirnos al centro de la ciudad. El metro es muy sencillo de usar y cómodo.
Nota: Justo donde se encuentra la salida de equipajes hay una oficina de turismo donde se pueden comprar los billetes de tren y obtener información turística. Existen dos opciones:
- El CAT, (City Airport Train), es un tren directo, que pasa cada 30 minutos y llega al centro (Wien-Mitte) en unos 15 minutos. Este tren cuesta alrededor de 8 euros.
- La línea de metro Schnellbahn S7, también llega hasta Wien-Mitte, pero tarda unos 25 minutos y cuesta alrededor de 3,40 euros.
Una vez llegamos a la estación de Wien-Mitte, cambiamos a la línea U4 para dirigirnos a Friedesnsbrücke, ya que ésta estación estaba a unos 15 minutos paseando del hotel Albatros. El hotel era de tres estrellas, sencillo y bien comunicado.
En recepción nos registramos y nos dieron nuestros billetes de tren y los horarios para ir de Viena a Passau. Decidimos coger el tren de las 10.40 para llegar pronto a Passau y ver esta ciudad.
Estábamos cansadas así que picoteamos algo y nos fuimos a dormir.
Nos levantamos pronto y bajamos a desayunar.
Con las maletas a cuestas caminamos hasta la estación de metro Währinger Str Volksoper, situado a unos diez minutos del hotel. Cogimos la línea U6, dirección Siebenhirten, para ir a la estación de tren “Westbahnhof” desde donde parten los trenes hacía Passau. Llegamos con tiempo suficiente para coger el tren de las 10.40. Al llevar los billetes de tren resultó muy cómodo, ya que tan solo tuvimos que preguntar por el ánden y subir al tren.
Nota: El trayecto Viena- Passau dura alrededor de tres horas, depende del tren que se coja (2.40 y 3.15).
Llegamos a las 13.20 a Passau, cogimos un taxi para ir al hotel Achat de Passau que estaba a unos 2 km del centro de la ciudad. A la llegada nos dieron toda la documentación del viaje dentro de un portadocumentos especial para meter la guía y engancharlo en la bicicleta, en ellas estaban los bonos, la guía de Esterbauer, mapa de las ciudades, indicaciones de cómo llegar a los hoteles, recomendación sobre la mejor ruta, teléfonos de contacto 24 horas, etiquetas identificativas para las maletas… eso sí todo en inglés. Nos dirigimos a nuestra habitación para comprobar que todo era correcto y compararlo con el dossier explicativo que nos habían dado en la agencia. No faltaba nada.
Nota: En la agencia de viaje V de Viaje nos dieron un dossier explicativo en inglés, (para ir acostrumbrándonos), con todos los detalles del viaje: equipamiento, ruta, punto de encuentro y un listado con todo lo que nos tenían que dar en Passau
Eran las dos de la tarde y teníamos hambre. Era hora de comer, así que nos dirigimos al centro de la ciudad para buscar algún sitio agradable.
Nuestro hotel tenía una parada de autobús en la puerta, pero como era cuesta abajo decidimos ir dando un paseo. En 15 minutos estábamos en el centro. Encontramos un restaurante en pleno centro, al aire libre, hacía un día estupendo y comimos francamente bien. Tras recuperar fuerzas decidimos “descubrir” la ciudad.
Passau es una ciudad alemana que hace frontera con Austria, es conocida como la “Ciudad de los tres ríos”. En ella confluyen tres ríos, el Inn, el Ilz y como no, nuestra protagonista el Danubio. Dimos un paseo para perdernos por sus calles peatonales, (Reindermarkt, Steinweg…), y sin darnos cuenta llegamos a “Dreiflüsseeck” , la confluencia de los tres ríos.
Nos sentamos en un pequeño parque que hay para admirar el paisaje y tras pasar un buen rato, decidimos regresar por el lado derecho, por la orilla del río Inn donde nos topamos con la Torre de Schaibling. Observamos que a nuestra derecha aparecían pequeños pasadizos y escaleras, así que decidimos meternos por una de ellas y sin buscarlo aparecimos por uno de los laterales de la Catedral de San Esteban. Era tarde por lo que no pudimos ver su famoso órgano, considerado el más grande del mundo.
Tras estar toda la tarde recorriendo la ciudad y disfrutando de ella, decidimos buscar el punto de encuentro para recoger las bicicletas, así al día siguiente iríamos directas. Os lo recomiendo, ya que aunque esta cerca de la estación de tren, esta un poco escondido. Hay que bajar unas escaleras y en la calle Haissengasse 6 se encuentra el garaje.
Con los deberes hechos nos fuimos a cenar a una pizzería en la zona peatonal. Después de cenar, como ya era tarde, cogimos un autobús que nos dejó en el hotel. Tras arreglar nuestro equipaje nos fuimos a dormir.
Nota: Intentar conseguir las alforjas, ya que ello os permitirá organizaros mejor. En ella poner todo lo necesario, casco, chubasquero, jersey, chanclas, bañador, toalla (os recomiendo la toalladeportiva, que absorbe más y ocupan poco espacio), crema solar, agua… Llevaros unas bolsas de plástico para meter todo ello dentro, ya que si llueve se puede mojar todo. Las alforjas no son impermeables. Además si en el hotel no tuvieran alforjas las podéis utilizarlas para transportar todo el material.
Algunas zonas de interés de Passau:
¡Hoy comienza nuestra aventura!
Bajamos las maletas a recepción y pasamos a desayunar al restaurante.
No olvidéis identificar vuestras maletas con las etiquetas que os facilitan. Es muy importante. De ello depende que las maletas lleguen al siguiente hotel.
Nota: Llevaros celo y papel o cartulina ya que las etiquetas se pueden romper y no es fácil que te faciliten otra, así que en caso de rotura podréis elaborar otras y evitar futuros problemas.
Tras un copioso desayuno cogimos nuestras alforjas y nos dirigimos caminando al punto de encuentro. Hacía un día estupendo y estabamos emocionadas, nos apetecía mucho comenzar nuestra aventura. Como ya habíamos estado el día anterior llegamos enseguida al garaje. Habían cuatro personas esperando, así que no tuvimos que esperar mucho. Cuando fue nuestro turno nos dieron un formulario en inglés para que lo rellenaramos, tras lo cual nos entregaron las bicicletas que estaban provistas de cuentakilómetros, un pequeño kit de herramientas, una hinchadora y un candado. Tras ajustárnoslas, y comprobar que todo iba correctamente, nos pusimos en marcha.
Nota: No ir muy tarde a recoger las bicicletas, ya que solo hay una persona encargada de ellas y podéis encontraros con cola y salir más tarde de lo deseado.
La noche anterior habíamos decidido la ruta a seguir. Empezaríamos por el margen derecho del Danubio, quien sería nuestro compañero a lo largo de todo el recorrido.
A pocos km cruzamos la frontera de Austria, que casi pasa desapercibida, sino es por un pequeño cartel que informa del hecho.
La ruta es muy tranquila, no hay demasiadas bicicletas y no encontramos tráfico rodado. Disfrutamos de lo lindo, el carril era solo nuestro y el paisaje maravilloso. Nos sorprendió la cantidad de “playitas” que íbamos encontrando a lo largo de nuestra ruta.
En Pyrawang decidimos parar para tomarnos una merecida cerveza y refrescarnos un poco. Nuestro siguiente punto fue Engelhartszelk donde cogimos el ferry para cruzar al lado izquierdo para continuar hasta Niederranna donde paramos a comer en un sitio muy agradable a orillas del río. Estabamos a 35 km de Passau. Nos resulto curioso que con el inglés teníamos alguna que otra dificultad para hacernos entender. Lo normal es que te hablen en alemán.
Tras la comida nos tomamos un helado que nos sentó de maravilla y como buenos españoles buscamos un sitio para echar una cabezadita en el césped. Cuando estábamos echados vimos como la gente miraba al cielo, curiosamente habíamos parado cerca de un punto donde estaban aterrizando un grupo que practicaba parapente. Estuvo bastante entretenido.
Decidimos ponernos en marcha ya que no queríamos llegar muy tarde al hotel, queríamos hacer nuestra excursión al mirador. Esta parte de la ruta resulto mucho más concurrida, ya que al ser domingo había muchos austriacos. La ruta era un poco más boscosa y de vez en cuando pasaba algún vehículo. Los cambios de paisajes nos acompañaran durante todo el recorrido y ninguno nos decepcionó.
Tras pedalear un rato, sobre las 16.30 cogimos el ferry para cruzar de nuevo al margen derecho para ir al hotel Donauschlinge, un cuatro estrellas. ¡Nos encanto!. Tras dirigirnos a recepción y entregar el bono dejamos las bicicletas en el parking acondicionado para ello, (¡habían decenas!) y nos dirigimos a ver si habían llegado nuestras maletas y ¡estaban!. Las cogimos, subimos a nuestra habitación, que resultó muy amplia para las tres y tras refrescarnos nos preparamos para realizar la pequeña excursión para ver la panorámica de la curva de Schlögen. Ninguna nos la queríamos perder.
Nada más salir del hotel vimos unos carteles que nos indicaba la senda a seguir para acceder al mirador. Estábamos cansadas, pero os lo recomiendo no os lo perdáis, es una maravilla. Vale la pena llegar pronto para disfrutar de este espectáculo. No se necesita mucho tiempo, con hora y media es suficiente.
Tras la pequeña excursión nos metimos en el pequeño Spa que tenía el hotel, con un jacuzzi, sauna y lo que más agradecimos, la piscina cubierta.
Nos cambiamos de ropa y bajamos a cenar al restaurante del hotel. Alrededor no había nada, ya que es un complejo que consta del hotel, de un camping y un puerto deportivo.
Cenamos pronto y nos fuimos a descansar, había sido un día muy completito. Esa noche tras un día soleado comienza a llover.
Hoy la lluvia sería nuestra compañera de viaje. Llovía a ratos y no resultaba muy molesto ya que hacía calor y con un chubasquero podías hacer la ruta cómodamente.
Nos levantamos pronto para desayunar y bajar nuestro equipaje a recepción, pero al parecer se nos habían pegado las sábanas. En el parking de bicicletas apenas habían diez bicicletas y entre ellas las nuestras.
Eran las 9.30 cuándo salimos del hotel. Seguimos por el margen derecho del río y pasamos por Inzell. Sigue siendo una ruta tranquila, pero eso sí hoy nos topamos con más ciclistas. Sobre las 11.00 horas llegamos a Aschach donde compramos lo necesario para hacernos unos bocatas y nos tomamos un capuchino austriaco calentito, la lluvia incitaba a ello, lo de la cerveza lo dejamos para otro momento.
Cruzamos un puente para pasar al margen izquierdo ya que queríamos desviarnos para ir a “Frezeiteldorado” una zona de lagos donde vimos en la guía que era apta para el baño, aunque hoy el día no acompañaba, pensamos que sería un buen sitio para comer. Tras cruzar el río nos dirigimos hacia Feldkirchen, un pueblo diminuto. Poco a poco nos íbamos alejando de nuestro infatigable amigo el Danubio, pero tuvimos que parar para ponernos el chubasquero ya que empezó a lloviznar con fuerza. Continuamos dirección a Wiedet para reencontrarnos de nuevo con el Danubio. Seguía lloviendo pero afortunadamente con menos fuerza. A la derecha teníamos el Danubio y a la izquierda un arroyo, y conforme íbamos pedaleando divisamos a nuestra izquierda lo que supusimos sería uno de los lagos que andábamos buscando. Hay que estar atento para no pasar de largo la indicación, ya que el acceso no esta asfaltado y la primera impresión que tuvimos es que nos habíamos perdido. Seguimos un poco más y vimos que había un pequeño puente que cruzaba el arroyo.
Nos miramos y sonreímos, menos mal que el arroyo no era muy profundo. Tras cruzarlo subimos una pequeña cuesta un poco embarrado por la lluvia y accedimos a otra carretera, supusimos que igual habría otro acceso menos accidentado, pero de todas formas habíamos llegado a nuestro destino, ya que nada más acceder a la carretera vimos la entrada. “Frezeiteldorado” es una zona de ocio, que debido al mal tiempo y a que era lunes estaba bastante desolado.Nada más entrar vimos un lago donde había un grupo de chavales haciendo esquí acuático. Estaban entrenando. Cogimos algo para picar y estuvimos un rato entretenidas viendo las piruetas que realizaban. Afortunadamente había dejado de llover y decidimos recorrer la zona ya que a simple vista se veía que era enorme. Seguimos pedaleando y vimos un segundo lago, éste estaba habilitado como zona de baño. La infraestructura nos pareció fantástica. El lago estaba dividido por una valla de madera, separando la zona infantil de la zona de adultos. En la parte infantil había un tobogán, un área con arena para hacer “castillitos” y con sombra. A un lado vimos unas mesas de madera y nos pareció el lugar perfecto para comer.
Tras reponer fuerzas decidimos seguir recorriendo la zona de los lagos, en dirección norte donde vimos otro lago y un club de buceo, supusimos que también allí harían sus entrenamientos. Decidimos ir por las carreteras del interior en lugar de seguir la ruta marcada por la guía. Así que nos dirigimos hacía “Goldworth”, un pueblo muy pequeño. Al llegar al centro vimos una iglesia y nos llamó la atención el cementerio, ya que las tumbas estaban cubiertas de flores lo que les daba un aspecto muy cuidado y colorido.
Seguimos dirección “Hagenau” que resulto ser un pueblo más pequeño que el anterior. Aunque circulábamos por lo que parecía una carretera comarcal apenas nos topamos con vehículos a motor. Estábamos solas. Era increíble que fuera agosto. La ruta transcurre por campos de maíz.
Sobre las 17.30 llegamos al hotel Rodlhof a las afueras de Ottensheim, el hotel era bastante flojito y se encontraba un poco aislado. Tras ducharnos decidimos ir caminando hacia el pueblo que parecía bastante deshabitado, pero al llegar a la plaza de la iglesia nos encontramos con cinco bares, elegimos uno al azar y comimos una pizza que por cierto estaba muy rica.
Estabamos cansadas, así que volvimos al hotel para preparar la ruta del día siguiente.
A las 9.30 tras desayunar, dejar las maletas en recepción y coger nuestras bicicletas nos dirigimos a Linz la tercera ciudad más grande de Austria y Capital Cultural Europea en el 2009. Se encuentra a tan sólo unos 13 km. La ruta de hoy continua por el margen izquierdo. Hasta ahora la ruta había sido muy tranquilo y“verde”, pero conforme nos vamos acercando a Linz este paisaje va cambiando. Empieza a ser más ruidoso y se empizan a divisar grandes edificios.
Durante todo el recorrido hemos podido observar que es muy difícil perderse, la guía es bastante fiable y viene muy bien señalizado. El respeto a las bicicletas es genial, y las infraestructuras buenas. Es estupendo ver como en las grandes ciudades esto también se tiene en cuenta.
Decidimos meternos en la ciudad, la cual estaba muy animada y aunque había carril bici, tras tanta paz, la ciudad nos empiza a estresar, así que decidimos seguir nuestro camino. Además queríamos ir a St Florian y no debíamos entretenernos.La salida de Linz es muy agradable ya que nos encontramos con un enorme parque con numerosas zonas de recreo, árboles, lagos… francamente bonito. Decidimos parar en uno de los chiringuitos que habían cerca de un lago para tomar un tentempié. Continuamos por el margen izquierdo, siendo una ruta muy tranquila y transitada, vemos bicicletas con carritos para niños y para animales, ¡es genial!.
Tras pasar cerca de Steyregg, llegamos a Abwinden donde decidimos cruzar al lado derecho a través de una de las centrales eléctricas.
Nota: si organizáis la ruta el día anterior podéis utilizar las centrales eléctricas para cruzar el Danubio y así ahorraros el ferry. Las vistas son muy buenas.
Nos dirigimos hacia el interior por Asten, ya que nuestro destino será la Abadía de St Florian. Encontramos un poco de tráfico rodado, pero apenas incomoda. Al llegar a St Florian paramos a tomarnos un helado, había que coger fuerzas ya que teníamos una fuerte pendiente hasta llegar a la abadía. Era impresionante.
Al entrar en la oficina para adquirir las entradas nos encontramos con una chica que hablaba muy bien español, muy maja, quien nos comentó que ya no habían visitas guiadas, así que decidimos dar una vuelta por los alrededores.
Después nos dirigimos por Sammesleiten para ir dirección a Enns, la ciudad más antigua de Austria (1212). Destaca el casco antiguo medieval con sus murallas y la torre de la ciudad ‘Stadturm’ (1564-68), emblema de la misma. A pocos metros nos alegra encontrar nuestro hotel “Lauricum”, muy cuco y muy céntrico. Las habitaciones son temáticas. El pueblo es encantador y aprovechamos para dar una vuelta. Luego como siempre iríamos al hotel para organizar la ruta del día siguiente.
Tras desayunar salimos a las 9.15 del hotel. Hoy el día también acompaña, así que nos tuvimos que poner crema solar para evitar quemaduras. Al pasar por la plaza del pueblo nos encontramos con un concurrido mercadillo y aunque nos tienta la idea de parar decidimos seguir , ya que queriamos hacer la visita al campo de concentración de Mauthausen. El pueblo de Mauthausen se encuentra en el margen izquierdo, a escasos 6 km de Enns. Existen dos posibilidades para cruzar el río; cruzando el río Enns y luego el Danubio a través de puentes o cogiendo el ferry (2€). Escogemos la segunda opción. Tuvimos suerte con el ferry ya que cuando llegamos estaba esperando a gente, así que en poco tiempo embarcamos y nos pusimos rumbo a Mauthausen.
Nota: Los embarcaderos vienen bien señalizados, pero pueden pasar en algunos casos desapercibidos. Los barcos son pequeños, pero no suelen estar muy llenos. El más concurrido es el de Schlogen, ya que es el único medio para acceder al hotel.
Según la guía, desde el pueblo para ir al campo de concentración, hay dos posibles rutas, una larga que pasa por Marbach con una pendiente larga, pero menos inclinada y una más corta pero con más pendiente. En un principio decidimos subir por la larga, pero al final, no recuerdo bien lo que paso, pero terminamos cogiendo la ruta corta. La cuesta era muy dura y una a una fuimos bajando de la bici para subirla andando, además el sol apretaba ese día. Fue corto, pero agotador. Sobre las 1030 llegamos al campo de concentración.
La visita nos impresionó a las tres. Nada más entrar nos facilitaron un radio – cassette con una cinta en español que iba explicando las diferentes áreas; los barracones, la cámara de gas, el crematorio, los monumentos que representan a los países que sufrieron la barbarie y la cantera de granito con su impresionante “escalera de la muerte” con cerca de doscientos escalones, donde murieron muchas personas. Por ella subían cargados con las piedras de la cantera que pesaban cerca de 20kg.
Nuestra visita terminó sobre las13.30 y la verdad es que salimos con mal cuerpo… por mucho que a una le cuenten, hay que verlo y sentirlo, para que cosas así no vuelvan a suceder jamás.
Afortunadamente al salir tenemos un buen trecho cuesta abajo con lo cual no hacía falta pedalear. La sensación era de libertad, como si el aire nos estuviera liberando de esa tristeza. Seguimos pedaleando pasando por Albern y Au, un paseo muy tranquilo y agradable.
Llegamos a Scheigen donde hacemos una parada técnica para refrescarnos. En la guía vimos que había una zona de baño pasado Eizendorf y pensamos que podría estar bien comer allí. Continuamos la ruta hacia Mitterkirche, cruzamos Mettensdorf y una vez pasado Eizendorf nos encontramos con el lago y con una mesa vacía con vistas estupendas. Ninguna lo dudamos, sería el lugar ideal para comer. Fue muy agradable.
Cuando nos estábamos preparando para reemprender nuestro camino nos encontramos con un matrimonio joven y su hija que estaban dando un paseo en bicicleta. Tras acercarnos para que nos hicieran una foto nos pusimos a hablar con ellos y nos comentaron que eran de Grein. Nos aconsejaron subir al castillo, y como no tomarnos un helado cerca del centro y a orillas del Danubio.
Sobre las 17.30 horas llegamos a Grein, ciudad medieval. Destaca el teatro Municipal que data del siglo XVIII y es el más antiguo de Austria que se encuentra en la plaza del pueblo, justo enfrente de nuestro hotel, el “Goldenes Kreuz”.
Tras “aparcar” nuestras bicis y dejar las maletas damos un paseo y subimos al Castillo de Greinburg que ya estaba cerrado, pero nos sentamos en unos bancos para disfrutar de las impresionantes vistas.
Después bajamos y nos dirigimos a tomarnos un macro helado. La recomendación valió la pena.
Tras desayunar salimos de Grein a las 8.30. Retrocedimos dos kilómetros, para cruzar el Danubio a través de un puente e ir por el margen derecho. Nuestra primera parada es Ybbs, donde decidimos dar una vuelta por el pueblo.
De repente nos topamos con el museo de las bicicletas, y decidimos entrar. Es curioso ver como ha evolucionado la bicicleta desde sus inicios. La chica que estaba al cargo fue muy simpática y nos invito a subir a una de las bicicletas estrellas, la Velocípedo- Rueda alta. Fue divertido.
La ruta de hoy es muy tranquila y decidimos ir de tirón a Melk.
Nota: Si sois valientes teneis una opción más «dura» en el margen izquierdo, ya que cerca de Marbach teneis la opción de subir a Maria Taferl, uno de los mas importantes destinos de peregrinaje en Austria. Si optais por esta posibilidad debereis seguir desde Grein por el margen izquierdo o cruzar cuatro km antes de Ybbs. No hay ningún servicio de ferry en ese tramo.
Desde el margen derecho divisamos la basilica, las vistas debían de ser impresionantes desde allí. La ruta escogida resultó muy tranquila pasando por zonas muy poco pobladas.
Antes de llegar a Melk a unos dos 2 km paramos en un sitio para comer y quedó constancia de la dificultad del idioma. La camarera no hablaba nada de inglés y desgraciadamente la carta estaba en alemán. Tras intentar aclarar el significado de lo que llevaba un plato nos lo sirvieron con un camioncito de plástico. ¡Habíamos pedido el menú infantil! y a la camarera le pareció normal. ¡Con el hambre que teniamos!, En fin, disfrutamos del momento.
Sobre las 16.00 llegamos al hotel Wachauerhof, céntrico y bueno. Subimos a ver la espectacular Abadia Benedictina que aunque estaba cerrada valía la pena recorrer los alrededores. Empezó a llover y nos dirigimos a la plaza del pueblo donde nos tomamos un chocolate caliente.
Hoy la ruta promete, ya que vamos a pasar por la región de Wachau, zona de la Baja Austria conocida por su producción de uvas y de sus excelentes vinos, como el Riesling y el Green Veltliner. A lo largo de la ruta encontramos laderas de terrazas salpicadas de viñedos, monumentos históricos, pequeños pueblos con encanto, (el que más nos gustó Dürnstein) y como no, siempre rodeado de una belleza paisajística increíble. Por todo ello este valle esta declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Tras desayunar salimos de Melk a las 8.30 y cruzamos a la orilla izquierda hacia Emmersdorf a través de un puente.
A media mañana paramos en Willendorf para ver la replica gigante, de la Venus de Willendorf, símbolo de la fertilidad, la original mide 11 cm. Tras la visita continuamos por Schwallenbach y en Spitz paramos a tomar un refresco y una tarta especial que nos sugiere un simpático camarero. Continuamos nuestra ruta hasta llegar a Webenkirchen para visitar el museo del vino (Wachau museum). El paisaje es puramente vinícola y nos llama la atención una circunferencia hecha de ramas de pino silvestre que aparece colocada en algunas puertas y con la inscripción de “Ausg’steckt“. Tras preguntar nos enteramos de su significado, es para indicar que es un “Heurige”, típica taberna austriaca donde se sirve vino, normalmente de cosecha propia.
De esta forma indican que esta abierto, y que los visitantes son bienvenidos. En algunos de ellos, puedes encontrar músicos vieneses tocando música tradicional
Allí conocemos a Joseph que nos deleito tocando el acordeón mientras realizábamos la visita. Al finalizar nos invitaron a ir a una sala muy animada donde había un grupo de unas cuarenta personas. Un señor muy simpático vestido con traje típico nos dio la bienvenida y nos ofreció una degustación de vinos. La gente cantaba y bebía lo pasamos francamente bien. Tras finalizar la visita decidimos buscar un sitio agradable para comer, ya que llevábamos bocadillos.
Nada mas salir del pueblo vimos a un grupo de personas saliendo de entre la maleza, cerca del Danubio. Nos comentan que hay una pequeña playa. Decidimos comer allí. Parece ser un sitio popular. Tras bañarnos y comer nos damos una cabezadita.
Una vez descansadas nos dirigimos a Dürnstein un pueblo precioso y encantador, que aparece como colgado de las colinas. Destaca las ruinas de su castillo donde estuvo prisionero el rey Ricardo Corazón de León en el transcurso de su tercera cruzada. Se puede subir andando a las mismas (unos 40 minutos tranquilamente a pie), y desde aquí se puede disfrutar de las preciosas vistas del valle, siendo un bello motivo fotográfico). Nosotras no subimos, ya que era ya un poco tarde, pero si estuvimos paseando por sus callejuelas empedradas, visitando las tiendas y admirando la arquitectura de las casas del siglo XVI y SVII. Nos llamo la atención su iglesia azul. Hicimos una última parada en un Heuringer para disfrutar del ambiente que había.
Tras divertirnos en este pueblo nos dirigimos a Krems, una pequeña ciudad donde termina la región de Wachau. Llegamos sobre las 19.00 horas a nuestro hotel, que estaba en obras y era un poco flojo, pero situado a muy pocos minutos de la ciudad y a orillas del Danubio. Tuvimos suerte ya que al parecer eran las fiestas del pueblo y en el parque nos encontramos con una feria, chiringuitos para comer y diversas actuaciones de diversos ritmos. Lo pasamos en grande. Sin duda el día de hoy fue de los mejores.
Tras desayunar y coger la bici sobre las 9.30 damos una vuelta por el casco antiguo de Krems, una zona peatonal, con mucho ambiente, que desemboca en la puerta de la ciudad ‘Steinertor’.
Sobre las 10.30 decidimos continuar pedaleando. La noche anterior estuvimos barajando la posibilidad de subir a la abadía Benedictina de Gottweig, pero una vez comenzamos la ascensión lo desechamos rápidamente, ya que teníamos bastantes kilómetros por delante y sería demasiado duro. Al fin y al cabo veníamos a disfrutar
Cerca de Trasmauer decidimos ir al pueblo para buscar un sitio para comer. De camino vimos una zona de baño muy animada y nos convencimos de que sería un buen sitio para comer. Estábamos teniendo mucha suerte con el tiempo y lo de comer en las “playas” del Danubio era todo un lujo. Así que nos acercamos al pueblo para abastecemos en un supermercado.
Encontramos uno enseguida, aparcamos nuestras bicis y entramos. En este supermercado te preparaban bocadillos calientes, así que compramos unas hamburguesas, algo de chocolate y nos dirigimos a la zona de baño a buscar un hueco, porque estaba a tope. Era sábado.
Encontramos un buen sitio y tras comer y tumbarnos un rato nos dimos un baño.
Allí conocimos a Andreas un chico vienés muy amable que nos dió algunas sugerencias para nuestra estancia en Viena. Nos lo estábamos pasamos muy bien, pero era hora de irnos. Eran cerca de las 17.30 y todavía nos quedaban cerca de treinta kilómetros.
Tras hacer una parada para tomar un refresco conseguimos llegar a Tulln, a las 20.00 horas.
Cerca de Tulln nos llama la atención un gran puente que cruza el Danubio. Es espectacular, sobre todo con la luz del atardecer. Es un pueblo pequeño, pero vemos que a lo largo del camino a orillas del Danubio hay muchas mesas, chiringuitos y muchísima gente. En la agencia ya nos habían avisado de que en Tulln había una feria internacional de las flores, ya que resulto muy difícil encontrar hotel allí. Si queréis ir y coincidir con esta fiesta hacerlo con mucha antelación, porque realmente vale la pena. La gente suele reservar de un año para otro.
No nos imaginamos que nos encontraríamos con tanto ambiente y para nuestro asombro vemos un gran escenario en el Danubio. ¡Esto promete!, pensamos, y así fue.
Tras encontrar la Pensión Renata, que se encontraba un poco alejado del centro vemos que esta todo apagado. Todo el mundo se había ido al pueblo. Nos atiende el jardinero, que no entendía ni papa de inglés. Por señas nos dice donde dejar las bicicletas, y donde están nuestras habitaciones. La pensión era muy cuca, Era una casa cuya dueña Renata, alquilaba habitaciones. En nuestro caso la habitación era muy amplia, con el baño fuera, pero era de uso exclusivo para nosotras. Al pobre jardinero intentamos preguntarle una serie de dudas, así que decidió llamar por teléfono a Renata y ella sí , afortunadamente hablaba inglés, y nos aclaro todo. Era una fiesta muy importante y todo el mundo estaba en el río, nos dijo que fuéramos al centro ya que en breve habrían fuegos artificiales y empezaría el espectáculo en el río. El Jardinero nos dio las llaves y desapareció. Tras ducharnos rápidamente decidimos que iriamos en bicicleta al centro ya que estaba un poco lejos, pero cuando bajamos nos encontramos con la cochera cerrada. El jardinero se había ido también de fiesta, éramos las únicas que quedábamos. Eran ya las 21.15 y decidimos ir andando, pero hasta eso nos salio bien ya que durante el trayecto pudimos ver los fuegos artificiales. Al llegar nos encontramos cientos de bicicletas, (era el medio de transporte que todo el mundo había utilizado) y un escenario con un cantante que imitaban a Michael Buble. ¡Era genial! Compramos unos perritos calientes y nos sentamos en una tribuna para disfrutar del espectáculo.
A las 23.30 termino el concierto y nos pusimos en marcha para ir al hotel, teníamos por delante unos 20 minutos a pie, ¡Como echamos de menos las bicicletas!
Durante el desayuno conocemos personalmente a Renata una señora encantadora. Nos muestra sobre el plano la mejor opción para ir a Viena y nos recomienda ir esa mañana al Messegelande a ver la Feria internacional de las flores (Gartenbaumesse). Se celebraba del 23 al 27 agosto.
Seguimos su recomendación y fuimos hacía el recinto ferial. Había muchísimos coches. Era la primera vez que veíamos tanto vehículo a motor junto. Nosotras aparcamos las bicicletas prácticamente en la entrada del recinto. Una vez accedimos al interior vimos que habían muchos puestos al aire libre relacionados con la jardinería. La parte más espectacular fue una exposición de vestidos hechos con flores. ¡Eran muy bonitos!.
Estuvimos en la feria hasta las 13.30, hora en que decidimos partir hacía Viena por el margen derecho. A la salida tuvimos un problema con la bici de Alicia, su rueda trasera se había aflojado. Con nuestro kit de herramientas lo solucionamos y pudimos continuar nuestra ruta sin problemas.
En la guía vimos que había una zona de baño cerca de Greifenstein y decidimos parar allí para comer.
Todavía nos quedaban existencias.
Tal y como nos había recomendado Renata cruzamos por un puente «Krafwerk Greifenstein» para continuar por el margen izquierdo, de esta manera entraríamos a Viena por la isla del Danubio (Donauinsel).
Pasamos por Korneuburg y unos kilómetros más adelante vimos un puente por el que cruzamos para entrar en la isla. Fue muy agradable, os lo recomiendo.
La isla del Danubio es una gran zona de ocio sin coches, donde la gente va en bici, con patines o simplemente paseando. Al ser domingo estaba a tope. Paramos para tomar un refresco y afrontar nuestra última etapa.
Cruzamos por el puente Reichbruck para ir a dejar las bicis en el hotel Park Inn que se encuentra justo enfrente de la “Uno City”, donde se encuentra el edificio de las Naciones Unidas. Nuestra aventura había tocado a su fin y sin lugar a dudas habían sido unas vacaciones muy especiales.
Tras dejar las bicicletas cogimos el metro para ir a nuestro hotel, el Albatros. Era ya bastante tarde por lo que nos duchamos y nos acostamos después de picar algo. Al día siguiente había que «descubrir» Viena.
Hoy toca disfrutar de Viena. Así que nos ponemos cómodas y después de desayunar nos dirigimos andando a Ringstrasse. Significa “calle circular”, es una avenida suntuosa que rodea el centro de Viena. Solo pasear por ella es un lujo, ya que puedes admirar edificios arquitectónicos increíbles y empaparte de un ambiente puramente monárquico. Esta declarada Patrimonio de Humanidad por la UNESCO.
Hacía un día estupendo y decidimos pasear por la ciudad.
A la hora de comer decidimos seguir el consejo de Andreas e ir al Prater a comer al restaurante “Schweizer Haus” y comer el famoso codillo de cerdo (Stelze). Comimos en el jardín y la verdad es que teníamos mucha hambre y el codillo con una cervecita nos sentó de maravilla.
El Prater es un parque de atracciones famosa por haberse grabado parte de la película “el tercer hombre” y como no, por su noria cuyas cestas son vagones de tranvía. El Prater mezcla el tío vivo nostálgico y la montaña rusa más moderna. Hay cerca de 250 atracciones. Vale la pena dar un paseo por la zona.
Por la tarde nos dirigimos a la zona de Opera y dimos un paseo por Kärntner Strasse, una calle peatonal, Os recomiendo que probéis la famosa tarta Sacher (Sachertorte), famosa y riquísima tarta de chocolate. Esta receta fue creada por Franz Sacher en 1832, quien años más tarde montó el hotel Sacher, haciéndose famoso sobre todo por su tarta. Este hotel se encuentra justo detrás de la Opera de Viena en la calle Philarmonikestrasse 4. Es normal encontrar cola para poder entrar. Si te gusta el chocolate no te vayas sin probarla. La puedes encontrar en numerosos sitios.
Por la noche y para despedirnos de Viena nos teníamos reservado algo especial. Ir a una taberna Heurige a cenar. Hay numerosas zonas, pero nosotras fuimos a Grinzing donde encontramos una taberna muy animada, al aire libre y con música en directo. Pasamos una velada encantadora con una buena copa de vino para brindar por nuestro viaje.
Tras cenar nos dirigimos en tranvía al hotel. Había que preparar el equipaje.
Algunas zonas que visitamos en Austria:
El Naschmarkt es un mercadillo muy famoso que abre de lunes a sábado. Es el mercadillo más grande de Viena. Aquí se encuentran numerosos puestos de frutas y verduras, así como gran variedad de productos internacionales. También abundan pequeños restaurantes donde puedes encontrar gran diversidad de platos. Los sábados instalan justo al ladoun “rastro”.
Tras el desayuno contratamos directamente en el hotel un servicio de transfer que nos llevaba desde el hotel al aeropuerto. El precio fue bastante bueno, por lo que desechamos el taxi.
Una vez en el aeropuerto cogimos nuestro avión vía Dusseldorf con destino a Alicante.
Ya íbamos pensando en cual sería nuestra próxima ruta
Hola,voy a hacer la ruta en Septiembre q recomiendas para hacer más cómodo el viaje en bici?
Saludos